pidiendo en la iglesia

Estaba meditando cómo conseguir más dinero cuando de repente se me ocurrió una idea. ¿Por qué no pedir en la Iglesia? A mí antes cuando iba a allí siempre me había molestado que se ponían mendigos a pedir y la gente les daba sin darse cuenta de que estaban siendo unos frescos. ¿Por qué no ser yo la fresca ahora?

Miré el horario de las misas. Era por la tarde, así que seguramente antes o después habría alguna. Y justo, escuché cantar a un coro de ancianas dentro. Asomé la cabeza y vi que efectivamente allí estaba teniendo lugar una eucaristía. Así que me senté en los escalones de la puerta y esperé a que acabara todo.

Una vez terminó y vi pasar fuera a la primera persona, me levanté y levanté mis manos para que me diese algo. A esa mujer había llegado tarde, y no me dio nada. Pero el resto empezó a darme, poquito, pero algo era algo. Vergüenza no tenía ni la más mínima, por lo visto ya me había acostumbrado a pedir y ahora me resultaba indiferente.