Tengo hambre!!

Llevaba apenas 10 horas sin comer y mi estómago ya no protestaba. ¡Graznaba! Y me llevaba a sitios de comida aun sabiendo que no me podía pagar nada. Me puse en la puerta dispuesta a poner cara demacrada para que me diesen dinero. Pero no debía de ser muy creíble, porque la gente pasaba de mí como de la basura.

-¡Dadme algo de comer! aunque sea las migajas que os sobren de las hamburguesas-acabé de decir cuando alguien abrió la puerta de la hamburguesería. La verdad es que me daba bastante asco comer de los restos de algún cualquiera, y más teniendo en cuenta lo bien que había vivido en mi hogar de ricos durante toda mi vida. Pero aquello ya era algo desesperado. Me daba igual que atentara contra mi salud. Antes que la salud estaba la supervivencia.

La verdad es que a estas alturas el pueblo ya debía de estar de mí harta. Me había convertido en la vagabunda del parque. La gente hasta me tenía miedo por si les robaba. Y yo tampoco me fiaría mucho de mis propios instintos, ya que cuando tenía hambre era capaz de cualquier cosa.

De repente alguien pareció escucharme y me dio una hamburguesa. Yo la miré con cara de extrañada. Qué raro era que alguien hiciese algo por mí. Normalmente yo era una de esas personas que se las tenían que apañar solas, porque el mundo estaba en contra mía. Pero no tenía ni ganas ni energía como para ponerme a pensar en estas cosas. Directamente me llevé la hamburguesa a la boca y me la devoré en seguida. La chica también me dio una cerveza. ¡Cuánta amabilidad! Empecé a pensar si no buscaría algo a cambio.

-¿Qué tengo que hacer para pagarte?-le pregunté.